Por qué modificar tu conducta alimentaria a través del cambio de hábitos

Por definición, la conducta alimentaria es el comportamiento de una persona o grupo de personas en relación a los alimentos, que se ve influido por los recuerdos, aprendizajes y experiencias previas, las necesidades personales y las emociones. Además existen vínculos tanto fisiológicos y psicológicos, como sociales, culturales, ambientales y éticos.

La dimensión social de la alimentación y el comportamiento se ve reflejada en numerosos acontecimientos de nuestro entorno, desde celebraciones familiares y sociales, hasta los establecimientos que frecuentamos. Además la conducta alimentaria de cada persona está inmersa en diferentes valores y pautas de comportamiento, como el simple hecho de poner y quitar la mesa, abusar de alimentos concretos para responder a nuestras emociones o generar rechazo a la comida por miedo a ganar peso y no tener la silueta deseada. Estas situaciones no podrían mejorarse si la educación nutricional no se enfocara en el comportamiento, pues se trata sobre todo de un factor multicausal y de origen social, por lo que será fundamental conocer los procesos de la conducta alimentaria para poder realizar intervenciones educativas nutricionales eficaces y así favorecer la promoción de conductas saludables para mejorar la alimentación.

Puesto que la conducta alimentaria está condicionada por el aprendizaje y las experiencias vividas que se transforman en hábitos y que son muchas veces dañinos para la salud, el rol de los profesionales de la salud debe centrarse en la educación para el desarrollo normal de la conducta alimentaria, haciendo especial hincapié en:

  • El cambio de hábitos y actitudes: alimentación consciente, desarrollo de habilidades y objetivos concretos, valores y creencias, barreras y recursos, autoeficacia, motivación, etc.
  • Necesidades nutricionales: alteraciones en el apetito, fisiología de la saciedad, propiedades organolépticas, alimentación equilibrada, etc.
  • El contexto sociocultural: factores ambientales, la imagen, el placer por la gastronomía, la disponibilidad alimentaria, las costumbres del entorno, etc.

A grandes rasgos, estos son los factores determinantes del comportamiento alimentario que hay que tener en cuenta a la hora de desarrollar acciones para la modificación de las conductas.

 

Los hábitos alimentarios se adquieren a través de la repetición de una misma acción durante el tiempo, con el fin de optimizar recursos y ser más eficientes de manera rutinaria, ya que el proceso cerebral de estímulo-acción se produce de manera inconsciente en muchas ocasiones.

Estos hábitos se integran en el estilo de vida porque presentan muchos beneficios: la toma de decisiones se realiza con mayor rapidez (como a la hora de conducir, asearse o masticar), requiere de menos esfuerzo ya que aparece la respuesta al estímulo de forma natural y aumenta la capacidad de realizar multitareas, siendo más productivos. Por otro lado, generar hábitos también puede ser contraproducente, ya que no permite estar atento a la acción, se actúa de forma automática perdiendo la capacidad de tomar decisiones y cuando estos hábitos derivan en comportamientos negativos para la salud, es mayor la probabilidad de padecer enfermedades y situaciones de estrés o ansiedad.

Por tanto, es fundamental la modificación de la conducta alimentaria a través de educación nutricional, que permite ampliar la conciencia de los individuos y ofrecerles herramientas para que sean capaces de reaccionar, responder y elegir de manera beneficiosa para su salud.

Estas herramientas o estrategias para la modificación de conductas a través del cambio de hábitos parten de la intencionalidad o disposición al cambio del sujeto y la formulación de objetivos, pero cuando los hábitos están muy arraigados es necesario trabajar aspectos psicológicos como actitudes o motivación para lograr que estos cambios sean efectivos. Las actividades pueden centrarse en la toma de consciencia del hábito, la modificación de estímulos ambientales en los que se expresa una conducta concreta o la inhibición de la respuesta habitual a través de mecanismos de refuerzo. Además, teniendo en cuenta que el proceso de cambio de hábitos requiere de tiempo y voluntad, es imprescindible el acompañamiento continuo y a largo plazo.

El cambio de las conductas de riesgo no es sencillo, se trata de un proceso de aprendizaje y aunque algunas personas se ven en la obligación de cambiar de hábitos de manera repentina, cuando una enfermedad lo requiere, también es conveniente educar en hábitos saludables como método preventivo.

Para motivar el cambio de hábitos son necesarios una serie de elementos, tanto extrínsecos como intrínsecos para asegurar el mantenimiento de la conducta en las personas, como poseer conocimientos sobre comportamientos saludables y adquirir actitudes positivas para aplicar el conocimiento: responsabilidad, autocontrol, optimismo, autoestima y orientarse a soluciones.

Los hábitos alimentarios saludables son la elección correcta de alimentos y pautas nutricionales para tener un buen estado de salud. Estas pautas tienen como objetivo principal cubrir las necesidades del organismo, como llevar una dieta equilibrada, suficiente, variada y adaptada, realizar ejercicio físico de manera regular o beber agua como líquido principal. Esto son indicaciones que la población a día de hoy conoce y sin embargo, no se llevan a cabo por la influencia de otros factores como el consumo de alimentos superfluos, el consumo desequilibrado de nutrientes, el abuso de sustancias tóxicas, el sedentarismo, etc.

Por tanto, será necesario enfocar las intervenciones más allá de la recomendación o el consejo, haciendo mayores esfuerzos en el cambio de hábitos a través de la acción y utilizando metodologías que favorezcan cambios efectivos y sostenibles en el tiempo, teniendo en cuenta las peculiaridades y recursos del público objetivo.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.
Necesita estar de acuerdo con los términos para continuar

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Entrada anterior
Fomenta la creatividad en la cocina saludable con este menú semanal delicioso
Entrada siguiente
¡Bienvenido Septiembre! ¡Moverte, da vida!
Menú